Estoy bastante harta y mosqueada, la verdad, y seguramente termine arrepintiéndome de mucho de lo que hoy escriba, pero me da igual, es lo que pienso y es mi opinión, y aunque dentro de un rato cambie de parecer, no voy a borrar esta entrada pues es algo que he pensado en algún momento y no me arrepentiré de ello.
"La amistad", qué complicada de conseguir y qué fácil de perder. Supongo que es como la confianza, se gana con mil actos y se pierde con tan solo uno. Hoy en día la amistad es prácticamente inexistente. Existen los "colegas" y aquellas personas a las que llamamos amigos pero que realmente no conocemos. Me sorprende ver cómo dos muchachos que se conocen de un par de semanas ya se llaman "hermanos" entre ellos, y luego pasa un mes y a lo mejor ya no se saludan ni por la calle.
En mi corta vida ya he visto de todo: desde que estaba en primaria ya consideraba a algunas personas amigas que luego al pasar a la ESO hicieron como que ni me conocían. Entonces pensé que era cosas de niñas, que a esa edad uno no tiene claro el sentido de la amistad. Pero es que conforme he ido creciendo me he ido decepcionando con algunas personas aún más.
Quizás mi error es que me gusta conocer a las personas. Cuando conozco a alguien me gusta preguntarle sobre su vida, ofrecerle mi amistad y confianza. Confío demasiado pronto, brindo demasiado fácil mi mano y muchas veces me equivoco, claramente. Me ha sorprendido conocer a personas con las que considero que me he portado bien, y por alguna razón hoy las veo por la calle y son completos desconocidos. Hay otras personas que han sido mis amigos y luego me han pedido salir, al decirles que no los veía como algo más que amigos, también han dejado de mirarme y han adoptado la actitud de hacer como que no me conocen. ¿Cómo es posible? A decir verdad me alegro de mis decisiones, pues considero que si quieres a alguien, no deja de importarte de un día a otro y dejas de valorar su amistad sólo porque quieres algo más, que al fin y al cabo ¿qué es? ¿besos? ¿restregarse? Me pone los pelos de punta ver cómo hoy en día eso se valora más que la amistad. Pero eso ya es otro tema.
Si sigo analizando las decepciones que me he llevado a lo largo de mi vida, llegamos al punto de los "amigos condicionados". Esos no deberían considerarse ni amigos, son aquellos que solo están para los que les conviene, pero no les importas lo más mínimo. Ya puedes ir a morirte a la puerta de su casa, y estoy segura de que no abrirían ni para darte un vaso de agua. Eso sí, si ellos te piden un favor o te dicen de dar una vuelta tienes que estar ahí y contestar al instante, porque si no ya empiezan con las quejas.
Y luego están los que tú consideras amigos, pero que ellos no te consideran como tal. Son aquellas personas que conoces, con la que sales a tomar algo, vienen en tu grupo de amigos, siempre les invitas a dar una vuelta, o a cualquier excursión o plan, si vas de viaje piensas en ellos, les hablas y preguntas cómo van... yo qué sé, los consideras amigos y los tratas como tal. Pero llega un momento en el que te das cuenta de que ellos no te consideran amiga.
La amistad es algo que se debe entregar sin condiciones. Yo considero amistad a estar ahí para lo bueno y lo malo, para ofrecer tu apoyo, tus consejos, tu tiempo... sin esperar nada a cambio. Pero ¡coño! Somos humanos y tenemos sentimientos, y aunque se supone que en la amistad no es convenida, al fin y al cabo esperas que la otra persona valore tus actos y que esté ahí. Pero el problema de portarte bien es que siempre se te pide más y más, y como decía antes, la amistad de gana con mil actos y se pierde con solo uno. Y a lo mejor cualquier detalle que olvidas, cualquier detalle que no consideras importante y que tú le perdonarías a la otra persona, pues a ti no se te perdona y pareces la peor persona del mundo.
Y estoy harta. Me he dado cuenta de que si la amistad se gana con mil actos, quizás mi amistad se gana sin ninguno. Mi problema quizá es ese, que ofrezco mi amistad demasiado rápido, confío demasiado pronto en las personas, les perdono cosas que ellos no me perdonarían nunca, doy todo de mi pero no es suficiente.
No soy perfecta, seguramente soy la peor amiga del mundo. Pero puedo prometer que si soy la peor amiga del mundo no es porque yo quiera, porque intento dar lo mejor de mi, si no puedo ser mejor amiga o mejor persona es porque no puedo dar más de mi, porque tengo mis errores, pero los que me conocen saben que un día me puedo equivocar, pero al siguiente pido perdón, intento solucionar los problemas, digo las cosas claramente e intento salvar la amistad.
Porque los mejores amigos no son los que nunca tienen problemas ni diferencias, son los que los tienen pero los hablan e intentan solucionar. Lo que no se puede es actuar como "solapones", callarse lo que les molesta de mi, no decírmelo, ir acumulándolo todo y luego no considerarme buena amiga. Yo puedo cambiar lo que sé que te molesta, pero no puedo cambiar algo si yo pienso que no es un problema. Pero claro, no todos piensan así.
Todos coincidimos en que los verdaderos amigos se cuentan con los dedos de una mano. Pero tener ya unos amigos definidos no implica cerrarse a nuevos amigos, porque el mundo está lleno de buenas personas, personas que merecen amistad, merecen ser escuchados y apoyados. Mi teoría es que todo el mundo merece una oportunidad hasta que demuestra lo contrario. Y así me llevo tantas decepciones.
¿Pero sabéis que es lo mejor? Que a pesar de que de las decepciones se aprende, yo no voy a cambiar mi forma de ser por nadie. Puedo cambiar mis errores, eso sí, pero no pienso pensar que todas las personas son malas sólo porque algunos ya me fallaron. Porque yo no creo que la amistad se pierda solo por un acto, creo que la verdadera amistad supera todos los obstáculos y no abandona en el primer bache o error.
"Es una locura odiar todas las rosas sólo porque una te pinchó". El Principito.