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lunes, 31 de marzo de 2014

18 Primaveras :)

Ayer fue un día muy especial para mí: 30 de Marzo.

Los cumpleaños son todos importantes, pero lo es aún más cuando cumples 18 años. Es un día muy importante porque se supone que cierras una etapa para dar paso a otra de madurez y responsabilidad. Yo siento que no estoy demasiado preparada, pero supongo que nadie lo está de un día para otro. Sin embargo el de ayer será un día recordado y marcado, un día del que me siento orgullosa porque he tenido la suerte de llegar hasta él.

Cuando era pequeña, siempre veía este día como algo demasiado lejano, como si los 18 años sólo los cumplieran los demás, pero yo siempre me fuera a quedar en la adolescencia. Además, pensaba que las personas conforme pasa el tiempo, vamos cambiando, y a mi parecer, cuando llegara este día, yo sería una persona totalmente diferente, con otra forma de pensar, madura y cuerda, con las ideas claras, etc. Veía la vida como una carretera por la que vas avanzando con un coche, y conforme avanzas, vas dejando atrás una parte de ti. Sin embargo, ayer me di cuenta de que en verdad la vida es como los juegos éstos en los que un coche parece que va avanzando por la carretera, pero en verdad el coche siempre está parado en el mismo lugar de la pantalla, y es el paisaje lo que se va moviendo. Bueno, pues creo que las personas somos como ese coche, que puede parecer que va avanzando, pero sin embargo siempre está en el mismo sitio. Quiero decir, las personas siempre somos las mismas, somos nosotros, con nuestra forma de pensar y ser, y bueno, podemos ir madurando y aprendiendo a lo largo de la vida, al igual que en el juego, cuanto más rato llevas, más experiencia tienes y mejor juegas, pero siempre serás tú, los años sólo te darán experiencia.

Ayer me sorprendí a mí misma repitiéndome una y otra vez: "Tengo 18 años, tengo 18 años, tengo 18 años...". El caso es que no me lo creía, y quería aceptarlo a base de repetírmelo una y otra vez mentalmente. Pero entonces me di cuenta de que realmente no quiero aceptarlo, pues como ya he dicho, yo siempre he visto los 18 años como señal de madurez, y ayer me di cuenta de que no quiero madurar, pues creo que la vida se divide en dos importantes etapas: la infancia-adolescencia y la madurez. La primera dura solamente los primeros años, y la segunda, desde que empiezas a sentirte adulta, hasta el final. Bueno, pues yo no quiero crecer todavía, no quiero pasar de pronto a la madurez pues es algo que durará el resto de mi vida, así que prefiero aprovechar sintiéndome adolescente todo el tiempo que pueda, pues creo que aún me quedan muchas cosas por saber y experimentar, y quiero seguir mirando la vida con estos ojos de inocencia, ansiosos y locos por conocer cosas, antes que sentirme adulta y reprimida, pensando que ya debo ser responsable y aburrida. Y bueno, reconozcamos que físicamente parece que tengo como mínimo 16 años todavía, así que si físicamente no parezco adulta, ¿por qué voy a obligarme a sentirme así?

Pero bueno, me encantan los cumpleaños porque es el día en el que te paras a dar un repaso a tu vida, a recordar todos los buenos momentos, experiencias, personas... que han pasado por tu vida, y te das cuenta de la suerte que tienes por vivir, por llegar hasta aquí habiendo dejado atrás un camino lleno de vida, de recuerdos guardados en forma de imágenes mentales, y muchas otras reales. Es un día en el que te sientes importante porque todo el mundo se acuerda de ti, te felicita y procura que estés feliz. Es un día que sabes que recordarás, un día especial y digno de celebrar, ya que tal día como ese, hace unos tantos de años, estabas llegando a esta preciosa vida, con todo un mundo abierto a ti, en tus manos y por descubrir. Hay personas a las que no les gusta celebrarlo, y yo sin embargo soy de la idea de que un cumpleaños no es un cumpleaños si no hay globos, tarta, música, y sobre todo amigos. Normalmente, cuando la gente cumple 18 años, supongo que lo celebran en discotecas, o de forma madura, o que ni siquiera lo celebran, pero yo quería que este cumpleaños en especial fuera el más infantil de mi vida, porque si no lo celebraba ahora ¿cúando? Ha sido un cumpleaños maravilloso, cargado de ilusiones, ¡y globos! Abajo dejaré algunas fotos de este día tan bonito.

También quiero dar gracias por todos los regalos, por haberos tomado tiempo en pensarlos, elegirlos, comprarlos... Me han encantado todos y los conservaré y disfrutaré con mucho cariño. Uno de los que ha conseguido emocionarme ha sido el de mi hermana, que me ha regalado unos taconazos con los que no creo que sea capaz de llegar muy lejos, pero que está claro es que cada vez que intente andar con ellos, ¡me acordaré de ella! Su regalo es especial porque hace unas semanas yo me paré en un escaparate a ver estos zapatos, incluso me los probé porque me parecieron preciosos, pero me di cuenta de que no eran para mí, yo no sirvo para llevar tacones ni ir súper arreglada. Pero mi hermana venía conmigo y vio que me gustaron, por lo que al parecer al día siguiente me los compró, y me pareció un detalle precioso por el cuál se me saltaron las lágrimas.
Podría mencionar todos los regalos aquí, pero no quiero olvidarme por error ninguno, pues todos han sido igual de importantes, y ya sabéis que estoy muy agradecida y súper contenta por ellos.

Y bueno, creo que ya no me queda nada por decir... ¡Ah sí!

Creo que ésta es una de las mejores épocas de mi vida, y lo sé porque uno se da cuenta de eso cuando te dicen que tienes que pedir un deseo al soplar las velas, pero no sabes qué pedir pues consideras que ya tienes todo lo que te puede hacer feliz... Es un detalle muy simple pero muy bonito, que me hace recapacitar sobre la suerte que tengo hoy en día por tener todo lo que tengo, y ya con eso la verdad es que no necesito nada más.

Ahora sí creo que lo he dicho ya todo, y me despido por hoy, deseando que todos disfrutéis de la vida, a vuestra manera, saboreando cada paso que deis, y sin sentiros presionados por la vida a madurar ni ha dejar nada atrás; seguid siendo vosotros pase lo que pase, aunque sean los años. Y ojalá en vuestro cumpleaños, al soplar las velas, no tengáis nada que pedid, pues es la mejor señal que os puede dar la vida :)



  







viernes, 7 de marzo de 2014

Reflexiones Nocturnas

¡Hola! Madre mía, hace casi un mes que no escribimos nada... se suponía que el blog iba a estar siempre activo, pero ya nadie escribe nada, se ve que hemos perdido la inspiración. También es cierto que es que últimamente el tiempo pasa demasiado deprisa... hace nada escribí la entrada sobre Los Miserables, parece que fue hace dos días y ahora resulta que hace un mes... Pero bueno, hoy voy a escribir por escribir, en verdad no tengo nada interesante sobre lo que hablar, pero es por dar señales de vida más que nada.

Quiero comentar dos cosas. Lo primero es un reflexión personal, y es que hace unos días he pasado una gripe horrible. Un lunes empecé a encontrarme mal, empecé a tener congestión nasal y a dolerme la garganta. A partir de ahí he pasado dos semanas malísimas, con un dolor de garganta que no se puede describir, yo jamás he pasado una gripe tan mala, de verdad... Pasé dos noches sin poder dormir, sentada en el brasero viendo programas del tarot. Estaba todo el día tomando pastillas joanola, miel a cucharadas, lizipaina, caramelos pistolines... Y nada, el dolor no se pasaba, y no podía ni hablar, y tampoco podía respirar por la nariz por la congestión... En esos momentos te das cuenta de la suerte que tienes cada día que te despiertas sin ningún problema ni dolor, y te sientes estúpida por no saber apreciar tu salud. Deberíamos dar gracias cada día por cada milímetro de nuestro cuerpo que no nos duele; y es que en el momento en el que te duele algo, aunque sea una muela, te das cuenta de lo que significa estar bien.
Estos días pasados lo hubiera dado todo por poder dormir tranquila, y me prometí a mí misma apreciar más lo que tengo en cuanto me encontrara bien. Pero claro, ahora que me encuentro bien se me olvida, y no lo aprecio tanto. Supongo que las personas somos así, pongo de manifiesto la famosa frase de "No sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos".

Y ahora ya dejo de hablar como una abuelita, y quiero dejar un pequeño cuento reflexivo (o no sé cómo se llama), que leí hace unos días en una revista y que me pareció muy interesante.

Un hombre al que todos tenían en buena consideración fue culpado injustamente del asesinato de una mujer. El verdadero criminal era un hombre muy poderoso y había movido todos los hilos para buscar un cabeza de turco de su horrendo acto. El falso culpable fue llevado a juicio sin dilación y pocos confiaban en que fuese declarado inocente. Tal era la influencia del poderoso asesino que hasta compró al juez, quien dispuso todo para mantener las apariencias de un juicio justo. Así, el magistrado dijo al encausado: "Dejaremos en manos del Señor tu destino. Escribiremos en dos papeles las palabras "culpable" e "inocente". Tú escogerás uno y será Dios quien decida". El mal juez había preparado una trampa: en ambos papeles escribió "culpable", de modo que nada importaría cuál fuese la elección.
Llegado el momento de la verdad, el hombre, ante el asombro de todos los que allí estaban presentes, cogió uno de los papeles y se lo tragó. Cuando el juez, indignado, le preguntó cómo sabrían el veredicto, respondió: "Es muy sencillo, sólo hay que leer el papel que queda para saber qué ponía el que me tragué". Y es que, por más difícil que nos parezca una situación, siempre hay una salida.

¿Qué os parece? A mí me gustó mucho este texto por lo dicho: que de todo se puede salir. Lo importante es no darlo todo por perdido, luchar, y pensar las posibles soluciones hasta dar con la salida. Puede que a nosotros nunca nos pasé como al hombre que fue injustamente acusado, pero puede que en la vida se nos presente otras circunstancias que nos resulten abrumadoras y pensemos que no hay solución, pero yo creo que siempre la hay.

En fin, aquí os dejo éstas dos reflexiones, esperando que os animéis a escribir pronto, que ya hecho de menos leeros. Y bueno, también comentar que ¡ya mismo es mi cumpleaños! 18 años ya... madre mía... supongo que parece poco, pero en verdad a mí me parece algo súper importante, y me da miedo que llegue ya el día y tenerlos oficialmente. Los 18 son símbolo de madurez e independencia, y yo no sé si estoy preparada para asumir esos cargos. Pero bueno, la vida es así, ¡no se puede parar!


Un abrazo a todos,